domingo

Con una sonrisa

Con una media sonrisa en los labios y sin perder la calma, fue desgranando uno a uno todos los reproches que había acumulado durante dos años de relación. Una por una las palabras más hirientes fueron saliendo de su boca y clavándose dolorosamente en el ánimo de quien tanto le había querido.
Y así, lenta pero implacablemente, fue matando el amor que les había llenado. Sin desviar la mirada, sin levantar la voz, sin perder la sonrisa. No le permitió ni el consuelo de demostrar que aquella ruptura le importaba. Cuando hubo acabado, destilada toda su crueldad, destrozado el corazón de su ya ex-pareja, se levantó de la cama, se vistió y se marchó.

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